- Germán Cerrato
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- 🚇 De la ceremonia de apertura en bolsa por más de USD 1.000 millones al regreso en metro a la oficina
🚇 De la ceremonia de apertura en bolsa por más de USD 1.000 millones al regreso en metro a la oficina
Una historia sobre logros, ciclos y el valor de mantener los pies en la tierra.

En 2019, después de la ceremonia de apertura en bolsa, volvimos a la oficina en metro.
Junto a muchos otros colaboradores habíamos trabajado para que Cencosud Shopping lograra levantar USD 1.055 millones, después de un roadshow por Estados Unidos, Inglaterra y Latinoamérica —a la fecha, la colocación más grande realizada en la Bolsa de Santiago.
Pero lo que recuerdo no es la cifra.
Fueron las sonrisas cómplices, el cansancio y la sensación —tan simple como importante— de haber hecho algo grande, juntos.
Esa foto es histórica para mí, como también lo es la de la ceremonia.

La de la ceremonia representa el resultado de meses de trabajo, estrategia y coordinación.
Pero esta —la del metro— tiene para mí un significado más profundo: refleja mi forma de pensar sobre mantener los pies en la tierra.
Muestra a un equipo que había dado todo y que, después de celebrar, eligió volver por el mismo camino por donde llegó.
Con el paso del tiempo, solo uno de nosotros sigue en la empresa —hoy es el gerente general de Cencosud Shopping y está haciendo un trabajo espectacular, visible en cada centro comercial del grupo.
Los demás seguimos otros caminos.
Así creo funciona la vida profesional: cumplir las propias expectativas, las de la organización que nos convoca, y fluir.
Cerrar etapas, abrir otras y seguir aprendiendo en cada una.
Mantener los pies en la tierra fue siempre una de mis consignas.
Intentar aportar a otros, también.
Con los años entendí que las metas cambian, y que a veces uno también necesita ayuda para mantener el impulso y salir de las dudas.
🔹 Lo que cambió fue la forma de vivir esos valores
Si miro hacia atrás, no todo fue lineal.
Cada etapa de la vida me enseñó una manera distinta de entender qué significaba “mantener los pies en la tierra”.
En mis 20, me movía la curiosidad y las ganas de probarme.
En mis 30, la exigencia y las responsabilidades que otros no querían asumir.
En mis 40, la búsqueda de equilibrio entre lo aprendido y lo que aún quedaba por explorar.
Y en mis 50, la intención de trascender y conectar con propósito.
En todas ellas los valores fueron los mismos; lo que cambió fue cómo los vivía.
Por eso, cuando miro hacia atrás, no pienso tanto en resultados, sino en aprendizajes que se repitieron de distintas formas.
De ellos nacen mis aciertos y mis desaciertos.
Aciertos (+)
Haber acumulado cuantas experiencias nuevas pude. Me ampliaban la perspectiva.
Haber invertido tanto en mi familia como en mi carrera (y aceptar las renuncias y sacrificios que eso implicó).
Haber soñado en grande y alcanzar logros que soñaba una década antes. Soy un bicho más bien de largo, que de corto plazo.
Haber aceptado desafíos que otros no querían asumir: eso me permitió crecer más rápido dentro de las organizaciones.
Desaciertos (–)
Haber vivido por momentos con fricción interna: avanzar a 120 km/h con el freno de mano puesto.
Haber creído que todo debía estar bajo control.
Haber dado, por momentos, demasiado espacio al síndrome del impostor.
No haber empezado antes a “sembrar semillas al costado del camino”: hoy el tiempo se me vuela muy rápido. A veces, los mandatos ajenos pesan más de lo que uno imagina.
🔹 Lo que aprendí de todo eso
Mirar hacia atrás no es nostalgia, es perspectiva.
Cada acierto me enseñó qué conservar; cada desacierto, qué soltar.
Y de ese equilibrio nace lo que hoy espero de los años que vienen.
Para los 60
Mi objetivo es llegar a esa visión —que ya tengo hoy con 51— con la menor fricción posible.
Y vivir sin la necesidad de cumplir expectativas externas.
Seguir aprendiendo, pero con menos apuro.
Seguir aportando, pero con más foco.
Seguir construyendo, pero sin perder la calma.
😎 ¿Qué me dicen los que ya están en esta etapa?
En todas las etapas hubo algo que se mantuvo igual:
Esa necesidad de mantener los pies en la tierra y acompañar a otros en sus propios recorridos.
Quizás venga de mis padres, o del Ejército, donde estar con la gente es el trabajo en sí.
En cualquier caso, vengo de una familia militar, y probablemente todos lo aprendimos del mismo origen.
💬 Y si algo representa ese viaje en metro, es que los grandes hitos pasan, pero los valores que nos sostienen permanecen.
Cuando miro esa foto, recuerdo una frase que mi padre solía repetir:
“Los que te encuentres de subida serán los que te encuentres de bajada.”
Con los años entendí que no hablaba de jerarquías, sino de vínculos.
Que lo importante no es la dirección del camino, sino cómo uno trata a la gente en cada tramo.
Tenía razón.
Porque al final, no importa si uno vuelve de su oficina o de la bolsa:
lo que nos sostiene son las personas con las que supimos rodearnos en el camino de subida.