- Germán Cerrato
- Posts
- El arte de cuestionarse y la importancia de pensar
El arte de cuestionarse y la importancia de pensar
En esta publicación quiero compartir una reflexión que me ha resultado clave:👉 Si no encontramos tiempo para pensar hoy, ¿qué nos hace creer que lo tendremos después?Muchas veces nos movemos en piloto automático, evitando las preguntas incómodas que podrían cambiarlo todo. Buscamos certezas, pero me doy cuenta de que el verdadero poder está en aprender a cuestionarnos.🔹 En este artículo reflexiono sobre: ✔️ Cómo la calidad de nuestras preguntas define la calidad de nuestras decisiones. ✔️ La diferencia entre placer inmediato y felicidad real. ✔️ Cómo uso la meditación para despejar la mente y el pensamiento estratégico para construir mi camino. ✔️ Cuándo he necesitado cambiar de mentalidad para jugar en otra liga.📌 O decidimos nuestro camino o alguien más lo hará por nosotros. ¿Cuánto más tiempo vamos a esperar para hacerlo?
Cuando enfrentamos un cambio o lo buscamos, lo primero que queremos es un método, un plan, una estructura clara que nos diga exactamente qué hacer. Buscamos certezas, pasos concretos y evitar errores.
Pero, ¿qué pasa cuando no hay un mapa predefinido?
Los cambios profundos no siguen un manual porque cada persona parte desde un punto distinto, con experiencias, habilidades y miedos diferentes. Si intentamos aplicar una fórmula ajena sin cuestionarnos primero qué queremos, qué necesitamos y qué nos frena, terminamos copiando estrategias que no nos funcionan.
Podemos leer varios libros que nos hagan sentido, pero todos expresan ideas generales. Al final, el único método hecho a la medida de tus inquietudes es el que tú mismo construyas.
Aquí es donde entra el arte de cuestionarse.
Los grandes cambios no empiezan con respuestas, sino con las preguntas correctas.
📌 "La calidad de tu vida está determinada por la calidad de las preguntas que te haces." — Tony Robbins (Awaken the Giant Within, 1991).
Si en lugar de buscar certezas externas, comenzaras a cuestionar tu propia historia, ¿qué pasaría?
🔹 Preguntas que pueden transformar tu forma de ver las cosas:
✅ ¿Estoy buscando seguridad o crecimiento? Lo primero es más de lo mismo.
✅ Si no tuviera miedo al fracaso, ¿qué probaría hacer?
✅ ¿Qué haría si no necesitara validación de nadie?
✅ ¿Estoy tomando decisiones desde el deseo o desde la inercia?
✅ ¿Lo que estoy haciendo es lo que QUIERO o lo que creo que DEBO hacer?
✅ ¿Qué me impide empezar ahora?
✅ ¿Qué historia me cuento a mí mismo para justificar por qué no cambio?
✅ ¿Estoy escribiendo mi propia historia o simplemente actuando en el guion de alguien más?
🔹 Preguntas que paralizan en lugar de ayudar:
❌ ¿Por qué esto me pasa a mí?
❌ ¿Cómo evito equivocarme?
❌ ¿Qué pasa si no funciona y pierdo dinero o tiempo?
❌ ¿Cómo sé que esta es la mejor opción?
❌ ¿Y si los demás piensan que me equivoqué?
❌ ¿Qué garantía tengo de que todo saldrá bien?
Cuando me creí que no estaba listo para el puesto para el que me promovieron
Cuestionarse no es solo un ejercicio filosófico. En mi propia experiencia, hubo momentos en los que hacerme las preguntas correctas marcó la diferencia entre avanzar o quedarme atrapado en la incertidumbre.
Llevaba pocos años en el mundo corporativo después de dejar el ejército. Había comenzado en el área de operaciones, una zona más afín a mi experiencia previa, pero con el tiempo quise salir de ese molde. Busqué pasar al área comercial para desarrollar nuevas competencias y, después de insistir, mi jefe accedió.
No llevaba ni un año en el nuevo rol cuando me invitaron a participar en una terna para un puesto comercial en la filial de otro país. Lo que había proyectado se presentaba ante mí y no podía verlo. Y ahí aparecieron las voces internas:
❓ "¿Me están usando?"
❓ "¿Estoy preparado?"
❓ "¿Realmente quiero cambiar de país?"
❓ "Si me va mal, ¿arruino lo que logré hasta ahora?"
Sentí inseguridad. Tenía poca experiencia en comercial y me costaba creer que estuviera listo para ese salto. En ese momento recurrí a alguien que consideraba una referencia: el gerente de RRHH de Argentina, con quien había trabajado en el ejército.
Su respuesta fue simple pero contundente:
📌 "Si el dueño de la empresa te seleccionó entre los candidatos, ¿por qué crees que no podrías ser el indicado?"
Y remató con algo que me quedó grabado y apliqué en otras situaciones posteriores:
📌 "Nunca estuve preparado en cada inicio para el puesto que me tocó desempeñar."
Ahí entendí algo clave: no siempre podemos confiar en nuestras primeras preguntas, porque muchas veces parten desde el miedo. Si no sabemos qué preguntarnos, es válido buscar a alguien que pueda orientarnos.
Placer vs. Felicidad: lo que no estamos viendo
En este punto, me di cuenta de que mis dudas venían de un mismo lugar: quería sentirme seguro antes de actuar.
Este patrón lo vemos en muchas decisiones: buscamos evitar la incomodidad y nos refugiamos en lo que nos da placer inmediato.
📌 En la conversación entre Estanislao Bachrach y Migue Granados en La Cruda, surgió una idea fundamental: placer y felicidad no son lo mismo. (https://www.youtube.com/watch?v=M0x32V7ihgs)
✅ El placer es inmediato, momentáneo y muchas veces superficial. Placer es tener. Nos comemos un chocolate y sentimos placer. Vemos una serie y nos entretenemos. Scrolleamos en redes y nuestro cerebro recibe dopamina rápida.
✅ La felicidad, en cambio, es más profunda y duradera, pero no siempre se siente bien en el momento. Felicidad es dar, compartir y crecer. Se construye con experiencias, propósito y conexión.
Tomar decisiones difíciles, aprender algo nuevo, enfrentar desafíos… no generan placer inmediato, pero sí construyen felicidad a largo plazo.
Pensar, cuestionarse, tomar decisiones incómodas… no da placer en el momento, pero sí puede darnos satisfacción y sentido con el tiempo.
El problema es que la mayoría de las personas elige placer inmediato y evita la incomodidad que conlleva pensar y actuar en función del largo plazo.
🔹 ¿Queremos sentirnos bien ahora o construir algo que nos haga sentir bien a futuro?
Cuando entendí que necesitaba cambiar mi mentalidad para jugar en otra liga
Años más tarde, en la misma empresa, me tocó interactuar directamente con el dueño. Era un líder extremadamente exigente. Te invitaba a jugar en primera liga, pero para mantenerse ahí, había que demostrar habilidades que sentía que aún no tenía del todo desarrolladas.
Sabía que podía hacerlo, pero me costaba creérmelo. En lugar de disfrutar la oportunidad, pasé demasiado tiempo cuestionándome y dudando de mis capacidades.
Lo que en el pasado me había funcionado, ahora ya no era suficiente. Necesitaba cambiar mi mentalidad.
Decidí trabajar con un coach, y ahí entendí otra lección fundamental: no solo debía mejorar mis habilidades técnicas, sino también la manera en la que me hablaba a mí mismo.
🔹 El coach me ayudó a:
✅ Hacerme las preguntas adecuadas.
✅ Identificar qué voces internas eran falsas o negativas, y cuáles eran reales y constructivas.
✅ Desarrollar una mentalidad que me permitiera crecer en ese entorno, en lugar de frenar mi propio avance con dudas innecesarias.
Y lo más valioso fue esto: me enseñó no solo a construir una mentalidad para ese momento, sino a desarrollar la capacidad de generarme preguntas más adecuadas en el futuro.
Pensar no es lo mismo que meditar
Si queremos tomar mejores decisiones, no basta con pensar más, sino pensar mejor. Pero antes de entrar en la reflexión estratégica, necesitamos preparar la mente.
📌 Meditar limpia, pensar construye.
🔹 Meditar reduce el ruido mental y la sobrecarga de información. No busca respuestas, sino crear espacio para que las respuestas aparezcan.
✔ Si estás abrumado, meditar te ayuda a enfocar la mente.
✔ Si dudas entre muchas opciones, te da la distancia necesaria para ver con más claridad.
🔹 Pensar estratégicamente es el paso siguiente. Es cuando convertimos preguntas en decisiones y diseñamos nuestro camino.
✔ Si necesitas un cambio de rumbo, pensar te permite identificar opciones reales.
✔ Si estás creando un proyecto, es la fase donde construyes y accionas.
📌 Meditar despeja el terreno. Pensar define la dirección.
🔹 La pregunta es: ¿tomas tus decisiones desde la claridad o desde el ruido? 🚀
🧠 Pensar es incómodo, sí. Pero no pensar tiene un costo mayor.
Porque lo que hoy evitas cuestionarte, mañana se convierte en el lugar del que te quieres escapar.
No es el paso del tiempo lo que te estanca, es la inercia. Si no encuentras tiempo para pensar hoy, ¿qué te hace creer que lo tendrás después?
📌 O tomas el control de tu historia, o te conviertes en espectador de ella.
📌 O decides hacia dónde ir, o alguien más lo hará en tu nombre.
Pensar no garantiza certezas, pero sí te da algo más valioso: la capacidad de elegir con consciencia.
Entonces, la pregunta no es si pensar es incómodo. La pregunta es: ¿cuánto más tiempo vas a esperar para hacerlo?