💥 Fin de ciclo: ¿cómo sigo?

¿Estás llegando al final de un ciclo laboral y no sabes cómo seguir?En este artículo comparto ideas para explorar opciones como autoempleado, emprendedor o inversor, y cuento mi propia experiencia transitando este camino.

Gran parte de tu carrera fue en relación de dependencia. Puede que estés vislumbrando un fin de ciclo… O que unilateralmente ya te hayan “ascendido” a cliente (sí, te echaron). Quieres evaluar la opción de ser independiente, pero no logras crear opciones claras.

Definitivamente, la respuesta a la pregunta del título es exclusivamente tuya. Pero antes de pensar específicamente qué vas a hacer, vale la pena ordenar las ideas a nivel general.

Algo que puede ayudar a hacerlo es un modelo simple, algo antiguo pero muy vigente: los roles del libro Padre Rico, Padre Pobre, de Robert Kiyosaki.

🔍 Los cuatro roles posibles:

  • Empleado → Cambia tiempo por dinero. Busca seguridad laboral, sueldo estable, beneficios.

  • Autoempleado → Es su propio jefe, pero sigue dependiendo de su tiempo (consultor, abogado, médico). Si no trabaja, no gana.

  • Emprendedor → Crea sistemas que funcionan sin él. Construye equipos, productos, negocios que generan ingresos aunque él no esté.

  • Inversor → Hace que el dinero trabaje para él. Invierte en activos que generan ingresos pasivos.

⚡ Explorando roles: autoempleado, emprendedor, inversor

Si eres muy bueno en un área o especialidad, una posibilidad es empezar como autoempleado: convertirte en consultor, asesor o experto independiente, sobre todo si puedes contar con clientes potenciales de antemano.

Otra alternativa es mirar desde el principio hacia el emprendedor: pensar en construir algo que pueda crecer y funcionar más allá de tu propio tiempo y presencia. Al principio puede implicar que te involucres (una especie de autoempleado), hasta que luego logres crear el sistema y controlarlo desde afuera. Claro que es más fácil si ya tienes alguna idea en mente.

Y, según los recursos que tengas (tiempo, capital, contactos, experiencia), incluso puedes combinar roles: emprender e invertir al mismo tiempo, ser consultor e inversor, o ir abriendo frentes en paralelo.

Si no tienes la más mínima idea de lo que podrías hacer —si no te imaginabas estar en las circunstancias en las que hoy te encuentras, con recursos cortos y teniendo que decidir— puede que el autoempleo como consultor sea un buen punto de partida: empezar pequeño, con lo que tengas a mano, relacionado con lo que venías haciendo. Cuesta al principio encontrar tu nicho, pero se va mostrando a medida que te muestras, gestionas los “no” que recibes y ajustas las ideas.

Nada está grabado en piedra. Todo es dinámico. Cada uno elige cómo quiere moverse en este tablero.

Mi experiencia

Antes del Día D, ya venía invirtiendo en mi proyecto gastronómico como emprendedor (que estaba muy incipiente cuando me desligué del trabajo en relación de dependencia porque los tiempos no me daban). En paralelo, montamos con un colega —que había sido compañero en el mundo corporativo— una consultora en desarrollo inmobiliario comercial; es decir autoempleado. Y en el camino me invitaron a estructurar una Fintech de medios de pagos en el país donde vivía (emprendedor y autoempelado diría yo..)

Sé que el plan no está completo, sé que todo irá cambiando. Pero aprendí algo fundamental: si uno no empieza, nada evoluciona. Lo importante es moverse, con lo que se tiene a mano, y dejar que la realidad nos muestre qué ajustes harán falta.

Tiempo de todo esto: este mes cumplo 4 años en estos proyectos… y en otros que sigo teniendo en mi propio laboratorio de pruebas.

En resumen:

  • Nada está definido de antemano.

  • Lo importante es empezar a moverse.

  • Con dudas, con miedo, con poco… pero en movimiento.

  • Porque la claridad no viene antes: llega cuando uno camina.