LA VOCACIÓN. Palabras mayores.

¿Qué pasa cuando lo que haces te define? No por lo que ganas, sino por lo que entregas. Eso es vocación.

Hoy, caminando por la📍 Bahía de Cartagena, Colombia vi a la distancia un buque militar en maniobra. Al costado, el buque escuela de la Armada Colombiana 🇨🇴: el ARC Gloria. Por un instante, pensé que era la Fragata Libertad 🇦🇷. Y con ese simple error visual, se activó un recuerdo. Uno intenso. Uno que no es solo memoria, sino sentido.

Volví, por dentro, a ese momento. A mis veintitantos. Al uniforme. A la entrega. A la vocación.

No es una palabra liviana. Al menos, no para mí.

Mientras viajaba de Bogotá a Cartagena, no fue casual repasar un fragmento subrayado en Hazlo tan bien que no puedan ignorarte, de Cal Newport.

Allí aparece Amy Wrzesniewski, profesora de Yale, quien distingue entre

  • Un trabajo: lo que te permite pagar el alquiler.

  • Una carrera: una recorrido hacia puestos cada vez mejores.

  • Una vocación: un trabajo que forma parte importante de la vida y, a la vez, es parte vital de la identidad.

Tuve el privilegio de empezar mi vida profesional con vocación. En la carrera militar viví lo que se siente cuando te entregás incondicionalmente a algo más grande que vos mismo.

Por el otro. Por el país. Por un ideal.

No por reconocimiento. Por deber cumplido.

¿Y hoy?

Después del ejército, pasé al mundo corporativo. Y más adelante, al del emprendimiento. Cada uno con sus códigos, sus reglas, sus desafíos. Y también, sus vacíos.

Hoy, muchos hablan de “seguir la pasión”. Pero la vocación es otra cosa.

No siempre se elige. A veces simplemente se manifiesta.

Y cuando aparece, lo sabés. No solo por lo que sentís, sino también por cómo actuás. Por el nivel de compromiso, de entrega, de sentido.

Recién, por WhatsApp, le pregunté a Nacho —un amigo— qué era para él la vocación. Me respondió con una definición simple y profunda:

“Trabajar con compromiso y dedicación voluntaria en una actividad que disfrutás.”

La búsqueda

Hoy no todo lo que hago es vocacional. Pero sí estoy atento a eso. A lo que me atraviesa. A lo que me enciende.

Porque cuando lo que hacés forma parte de quién sos, trabajás distinto.

Pensás distinto. Te levantás cada mañana con otra energía.

Y ahí, ya no se trata solo de pagar el alquiler, ni de subir un peldaño más.

Se trata de vivir con sentido.

Si trabajás por vocación, aleluya. Me alegro por vos y deseo que lo disfrutes todo lo que puedas. Porque es algo sublime.

Y vos, ¿qué entendés por vocación?