💥Llegar al límite. Y correrlo!!

Soy de los que cree que no se pueden obtener resultados extraordinarios con desempeños estándar.En esta publicación comparto cuando descubrí algunos de mis propios límites, cómo los identifiqué, qué se siente al correrlos... y qué apareció del otro lado.

¿Qué es el límite y por qué conviene conocerlo?

Hay una frase que aplico desde hace tiempo:

👉 No se pueden obtener resultados extraordinarios con desempeños estándar.

Puede parecer una obviedad, pero muchas veces nuestra autopercepción difiere mucho de cómo nos perciben un jefe, un socio, un colega… o incluso una organización.

Extraordinario es extraordinario. Y no pasa desapercibido. Si no estás avanzando, probablemente estés operando dentro del estándar.

En muchos casos, eso tiene que ver con los límites que no nos animamos a desafiar.

Llamo “límite” a ese punto donde empieza a sentirse una incomodidad real. Donde el cuerpo, la mente o las emociones dicen:

“Algo me incomoda y no sé exactamente por qué”.

No es un lugar físico. Es un umbral interno. Y solo cuando lo enfrentamos, podemos decidir si lo respetamos… o lo corremos.

📚 Un modelo que lo explica bien

En el ámbito académico, se habla de tres zonas de desarrollo personal:

  • 🛋️ Zona de confort: donde todo es conocido, seguro… pero limitado.

  • 🧠 Zona de aprendizaje: donde surgen desafíos y se adquieren nuevas habilidades. Hay incomodidad, pero es manejable. Ejemplos: aprender un idioma, un cambio de área, una promoción.

  • 🚨 Zona de pánico (o de expansión máxima): Es un terreno desconocido. Nunca estuvimos ahí. No hay referencias. Aparece el miedo. Pero si seguimos… es donde suceden las cosas extraordinarias.

🚨 Señales de que estamos cerca de un límite (y preferimos fingir demencia para no tener que hacer algo…)

✔️ Planeamos buscando certezas absolutas.

✔️ Tenemos ahorros, pero no apostamos por nuestro sueño.

✔️ Sabemos que un ciclo laboral terminó, pero seguimos intentando reinventarnos dentro del mismo molde.

✔️ Postergamos decisiones con excusas razonables.

✔️ Buscamos garantías antes de actuar. Y como no existen… nos paralizamos.

✔️ Esperamos condiciones ideales. Pero nunca llegan.

✔️ Tenemos miedo de dejar de ser lo que creemos que somos.

👉 Si alguna de estas ideas te resonó, no es casualidad. Lo importante no es negar esos límites, sino reconocerlos, nombrarlos y —si es necesario— atravesarlos.

💥 ¿Y qué pasa cuando lo cruzamos?

Se siente. En el cuerpo. En las noches sin dormir. En el nudo en el estómago antes de decidir. En la angustia que no se disipa.

Cuando lo enfrentamos, puede ser difícil… pero profundamente transformador.

Primero aparece el miedo. Luego, aprendemos a gestionarlo. La incertidumbre continúa, pero ya no domina. Recuperamos confianza. Aparecen nuevas ideas, nuevos escenarios. Pensamos y actuamos diferente. Operamos desde otro paradigma.

Una vez, mi Coach me lo explicó con una imagen muy sencilla:

"Es como entrar en un bosque muy tupido. Al principio del trayecto baja la intensidad de la luz, no sabes si vas en la dirección correcta, pero sigues. Surgen dudas en el camino, te cuestionas si debes volver por temor a estar perdido… pero continúas. Hasta que de repente el bosque comienza a abrirse. Y lo atravesaste. Y solo lo sabes cuando estás del otro lado."

🧭 Tres momentos personales en los que viví esto

📍 Caso #1 – Curso de comandos en el ejército

Con poco más de 20 años me postulé a uno de los entrenamientos más exigentes de las fuerzas armadas. En la apertura, el comandante de una brigada de paracaidistas nos dijo:

“Los llevaremos al límite de sus capacidades.”

Y así fue. Hambre, sueño, frío, agotamiento… y aun así, teníamos que seguir, pensar, liderar. Ahí descubrí de lo que uno es capaz cuando cree que ya no puede más.

📍 Caso #2 – Cambio de país y de área en el mundo corporativo

Lideraba operaciones de centros comerciales con buenos resultados. Solicité un cambio de área. Me lo dieron… y fue más de lo que esperaba: ➡️ Otro país. ➡️ Otra función. ➡️ Otras reglas de juego.

El primer año fue muy difícil. Mucho de lo que había aprendido ya no me servía. Todo era desconocido. Pasé directamente de la zona de aprendizaje a la de pánico.

Pero me adapté. Crecí. Enfrenté mis miedos. Y no volví a ser el mismo profesional.

📍 Caso #3 – Apostar mis ahorros para emprender

Después de años en el mundo corporativo, mi mente y mi cuerpo no estaban alineados. Ganó el corazón.

Tenía ahorros que había prometido no tocar. Pero entendí que, si no invertía yo primero, el proyecto no iba a despegar.

👉 No tenía certezas. 👉 No había fórmula. 👉 Solo intuición, compromiso y una visión preliminar.

Fue una de las decisiones más difíciles… Y también una de las más liberadoras.

Mi mentalidad corporativa buscaba certezas. El mundo emprendedor funciona desde la incertidumbre.

Tuve deseos de retroceder muchas veces. Pero llegó un punto en el que ya no había regreso. El bosque se despejó. Y del otro lado, ya era otra persona.

🎯 Cierre

Hoy, cuando enfrento un nuevo desafío, no me pregunto si estoy listo. Me pregunto si estoy dispuesto.

Porque el verdadero crecimiento no comienza cuando todo está claro, sino cuando decidimos avanzar… aunque no lo esté.

Y tal vez eso sea, al final, lo que realmente nos transforma:

👉 Cruzar el límite no cuando dejamos de tener miedo, sino cuando aprendemos a caminar con él.

🙋 ¿Has vivido algo similar? 💬 ¿Cuál fue ese límite que marcó un antes y un después?

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Llegamos!! Glaciar La Paloma.