✨ Lo nuevo no tiene que ser enerme desde el principio

Construir desde cero exige otra mentalidad, no más tamaño.

Cuando me propuse armar mis propios proyectos, descubrí algo que no había previsto: una especie de inercia invisible.

Sin darme cuenta —y hoy lo veo con algo de ridiculez—, pretendía que lo próximo tuviera el mismo tamaño o impacto que la corporación de la que venía.

Con el tiempo entendí que esa comparación era desproporcionada.

Lo nuevo no puede medirse con las reglas de lo anterior.
Resta energía, desalienta, mata creatividad y agrega incertidumbre.

Una corporación lleva décadas de recorrido; lo propio, en cambio, recién empieza.
Tiene menos historia, menos estructura y menos aprendizaje acumulado.

Aprendí que no se trata de competir con el tamaño del pasado,
sino de construir con sentido desde el presente.

En distintos momentos me tocó ponerme el casco —literal y metafóricamente— y recordarlo:
◉ No hace falta que todo esté listo para empezar.
◉ Hace falta empezar para que todo empiece a tomar forma.

Lo viví con Cruz, mi proyecto gastronómico, y con PVS, la fintech que hoy opera en varios países.

Todo arrancó igual: con una decisión, una visión y la persistencia para sostener los procesos hasta que lleguen los resultados.

Porque lo nuevo —sea un negocio o una transición profesional—
rara vez se siente cómodo.
Y eso está bien.

Yo creo que podemos disponer de múltiples competencias y herramientas, pero ante lo nuevo nadie está completamente preparado para lo que viene.
Si no fuera así, no sería nuevo.

🌱 Mirando en retrospectiva, y con el diario del lunes, esto es lo que me resultó útil:
1️⃣ Empezar con lo que tenía.
2️⃣ Después, buscar hacerlo funcionar.
3️⃣ Finalmente, ocuparme de hacerlo crecer.

🧠 Nota: en todos esos pasos intenté ejercitar la mente para mantener pensamientos positivos y elegir lo posible en lugar de lo negativo.