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Tener problemas es una buena noticia: significan trabajo!
Los problemas laborales no siempre son una señal de que algo está mal. A veces, son una prueba de que el proyecto avanza, de que hay algo en movimiento que necesita ajustes.Incluso los problemas empresariales de otros —si se miran con atención— pueden convertirse en oportunidades para reinventarse al ofrecer nuestra propia solución.En este artículo comparto cómo aprendí a priorizar problemas, cuándo involucrarme en los ajenos, y por qué enfrentar siempre los mismos puede ser una señal de que algo necesita cambiar.
Si entendemos que una empresa —o cualquier trabajo— existe para resolver problemas o necesidades de otros, entonces tener problemas no solo es esperable: es una buena señal. Significa que estamos creando valor en la dirección correcta.
📌 Problemas que generan ingresos, bienvenidos.
📌 Problemas que nos obligan a mejorar procesos, también.
Y no todos vienen del contacto directo con el cliente. Existen también los problemas “internos”, los que nos invitan a revisar cómo organizamos, cómo trabajamos y cómo lideramos.
Recuerdo una reunión, años atrás, siendo CEO de una filial regional de una multinacional. Mi jefe directo, el CEO global, me dijo algo al cierre de un seguimiento:
“Si cada problema que me tocaba atender no valía al menos un millón de dólares, no debería estar en mi agenda.”
Puede sonar exagerado, pero la idea me resultó clarísima: jerarquizar, priorizar, empujar hacia arriba la vara. Entendí que mi rol no era estar en todos los detalles, sino enfocarme en los temas que movían la aguja, y asegurarme de que mi equipo resolviera el resto.
Esa misma organización tenía otra frase que me marcó, dicha por su dueño:
“Un problema significa trabajo.”
Lo dijo mientras se sentaba a la cabeza de la mesa para liderar su resolución. Y sí. Los problemas no son el obstáculo. Son el trabajo en sí.
Evolucionar también es cambiar de tipo de problemas
Con el tiempo, ya fuera de la multinacional y desarrollando mis propios negocios, empecé a mirar los problemas desde otro ángulo.
⚠️ Lo que me incomoda es tener siempre los mismos problemas.
Cuando eso pasa, suele ser por dos razones:
No resolví el problema de forma estructural, solo lo “parché”.
No estoy evolucionando, porque sigo enfrentando desafíos del mismo nivel.
Los problemas nunca se acaban. Pero siempre deberían renovarse. Sino, hay algo que se está estancando.
Problemas ajenos: ¿cuándo intervenir?
No todos los problemas que aparecen son propios. Algunos simplemente no son tuyos. Y está bien dejarlos donde corresponden.
Pero también pasa que ciertos problemas ajenos, si no se resuelven, terminan afectando tus resultados.
En el ejército me enseñaron una práctica que todavía aplico: pensar dos niveles hacia arriba. Eso significa no solo anticipar mis propios desafíos, sino también identificar los de mi jefe… y los del jefe de mi jefe.
📌 Pensar dos niveles hacia arriba: mis problema, los problemas de mi jefe (socio) y los problemas del jefe de mi jefe (resultados de mi empresa).
¿El objetivo? Mantenerme proactivo, entender el contexto más amplio, y si no podía resolver mis temas, al menos colaborar con los que afectaban a toda la línea.
No se trata de absorber responsabilidades ajenas, sino de contribuir a destrabar aquello que, si no se resuelve, igual te termina alcanzando.
Para los que están en transición (y no tienen claro a qué dedicarse)
A mí me sirvió mucho algo simple: "encender el radar".
Empezar a mirar los problemas como señales. ¿Qué problemas veo a mi alrededor? ¿Tengo competencias o intereses que me permitan resolverlos? ¿Son recurrentes como para justificar una solución sistematizada?
Esa fue, en muchos casos, la chispa para iniciar proyectos. Detectar un problema, entender su contexto, y construir una respuesta que lo transforme en oportunidad.
Descarté muchos, eso sí....
No todos los problemas valen la pena
También hay problemas “inventados”:
• Nacidos de microgestión innecesaria
• Discusiones eternas sobre temas marginales
• Excusas disfrazadas de dilemas para no tomar decisiones
Saber identificarlos es clave. Porque si te enredas ahí, te estás distrayendo de los problemas que sí importan.
En resumen
🔹 Un problema bien identificado es una oportunidad de foco, liderazgo y evolución.
🔹 Un negocio saludable no es uno sin problemas, sino uno con problemas cada vez más desafiantes y mejor resueltos.
🔹 Un problema ajeno recurrente puede ser el origen de tu nuevo proyecto personal para ofrecer la solución y cobrar por ello.